Manuel Rico (Madrid, 1952) è poeta, narratore e critico letterario. Laureato in giornalismo, ha collaborato in vari giornali e riviste (El Mundo, Cuadernos Hispanoamericanos, Ínsula, Letra Internacional, Mercurio, Turia…). È critico di poesia in Babelia, nel quotidiano El País. È autore, dei libri di poesie La densidad de los espejos (1997 e 2017) Premio di poesia ispano-americana Juan Ramón Jiménez de 1997, Donde nunca hubo ángeles (2003), Fugitiva ciudad (2012) Premio Internacional Miguel Hernández e Los días extraños (2015), Cuaderno de historia (2021). El lento adiós de los tranvías (1992 e 2020), La mujer muerta (2000 e 2011), Los días de Eisenhower (2002), Verano (2008) e Un extraño viajero (2016) sono i suoi ultimi romanzi. Diarios de los 80 (2019). È autore del saggio Memoria, deseo y compasión (2001) sulla poesia di Vázquez Montalbán e dei libri di viaggio Por la sierra del agua (2007) e Letras viajeras (2016). Dirige la collana di poesia della Bartleby Editores e scrive di politica e cultura sul quotidiano digitale Nueva Tribuna. Dal 2015 presiede l'Associazione di Scrittori Spagnoli (ACE).
LA ADVERTENCIA
Me avisaron: no vuelvas a las calles
que fueron tuyas
alguna vez. Te morderá una sombra.
Pero una rebeldía
macerada en memoria y añoranza
preparó, sigilosa, mi retorno.
En qué funesta hora
me rendí a su conjuro: desde entonces
me vence la ceguera si pretendo
proyectar mi mirada en un lugar distinto
a este cuarto de libros y teléfonos.
Es una enfermedad desconocida,
como una veladura del contorno,
tal vez un desacuerdo con la luz,
acaso la caricia que quedara pendiente
cuando el padre se hundió
en el ciego sendero del vacío.
Siento sus dientes fríos cruzar la tarde.
No puedo verlos. Llegan
su tensión afilada
en el paisaje antiguo del reverso.
Es una trampa: la mordedura
que me anunciaron.
L'AVVERTIMENTO
Mi avevano avvertito: non tornare nelle strade
che furono tue
una volta. Ti morderà un'ombra.
Ma una ribellione
macerata nella memoria e nella nostalgia
ha preparato, celatamente, il mio ritorno.
In quale fatidica ora
mi sono arreso alla sua cospirazione: da allora
mi soggioga la cecità se pretendo
proiettare il mio sguardo in un luogo diverso
da questa stanza di libri e di telefoni.
È una malattia sconosciuta
come una velatura del contorno,
alle volte un disaccordo con la luce,
forse la carezza rimasta in sospeso
quando il padre sprofondò
nel cieco sentiero del vuoto.
Sento i suoi denti freddi attraversare la sera.
Non riesco a vederli. Giunge
la loro tensione pungente
nell'antico paesaggio dell'opposto.
È una trappola: la morsicatura
che mi hanno annunciato.
(De La densidad de los espejos, 1997)
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LUZ DE CÓMODA
A la cómoda llegaba esa luz en declive como un perro manso
que destilan las horas de las tardes de invierno.
Esa luz nunca ciega donde se reconocen
las sombras infrecuentes de todos nuestros muertos
y que huele a cerrado y a pasillo nocturno
y al corazón acude a mecerlo en su niebla.
Era el cofre prohibido
que acotaba mi padre debajo de un retrato
desde el que me miraba desde la inexistencia
de sus ojos marcados, tan joven, por la muerte.
Luz de cómoda. Extraña latitud
donde la claridad se quiebra
para hacerse pereza y habitación en sombra
hundiéndose en un tiempo de parados relojes,
viejas horas que duelen como antiguos pañuelos
por la madre olvidados
entre lacas y guantes y sedas y pañuelos
para siempre varados en la luz de la muerte.
LUCE DA COMÒ
Al comò giungeva quella luce in declivio come un cane mite
che distillano le ore delle sere d'inverno.
Quella luce mai cieca dove si riconoscono
le infrequenti ombre di tutti i nostri morti
e che sa di chiuso e a corridoio notturno
e al cuore giunge per cullarlo nella sua nebbia.
Era il cofanetto proibito
che incorniciava mio padre sotto un ritratto
da cui mi guardava dall'inesistenza
dei suoi occhi segnati, così giovani, dalla morte.
Luce da comò. Strana latitudine
dove la chiarità si rompe
per divenire torpore stanza in ombra
immergendosi in un tempo di orologi fermi,
vecchie ore che fanno male come antichi fazzoletti
dalla madre dimenticati
tra lacche e guanti e sete e fazzoletti
per sempre ancorati nella luce della morte.
(De Quebrada luz. 1996)
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IMAGEN DE SARAJEVO
Alguna vez sabremos por qué en ciertas mañanas
hay un olor a pólvora y a sangre
junto al rosal que crece en el jardín?
¿Por qué con ese olor cuyo origen ignoras
un muro destruido se erige en tu recuerdo
y hay un niño sin ojos en medio de la calle
y postes telegráficos
cruzando, como escombros la calzada?
Si tú eras el más sabio de la infancia,
el que tenía los ojos en su sitio,
no ese niño que huye con espanto y ceguera,
sino el feliz, ¿a qué ese olor a pólvora
en la rosa, esa imagen de luz desbaratada,
ese paisaje muerto de postes derribados
en calzadas inútiles?
IMMAGINE DI SARAJEVO
Sapremo mai perché in certe mattine
c'è un odore di polvere da sparo e di sangue
accanto al rosaio che cresce in giardino?
Perché con quell'odore la cui origine ignori
viene eretto un muro distrutto alla tua memoria
e c'è un bambino senza occhi in mezzo alla strada
e pali del telegrafo
che attraversano come macerie, la strada?
Se tu eri il più saggio dell'infanzia,
colui che aveva gli occhi al suo posto,
non quel bambino che fugge con spavento e cecità,
ma quello felice, perché quell'odore di polvere da sparo
nella rosa, quell'immagine di luce spezzata,
quel paesaggio morto di pali rovesciati
su strade inutili?
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ANTIGUA TIERRA
En la región perdida que llamamos infancia,
en ese territorio que viejas lluvias hunden
en vagos claroscuros, dicen que desde siempre
nos aguada, con ropa de domingo,
una diosa cruel a quien llamamos
dicha o felicidad, qué importa el nombre.
Mantienes la conciencia de haber sido inquilino
de tan huidiza estancia porque a veces,
cuando el presente aplica sus decretos,
la memoria te vence y te convocan
presencias de aquel tiempo,
rostros que te dejaron
inerme ante el empuje de los años.
Y siempre, cuando intentas
conjurar la orfandad y los reclamas
no tardan en huir al refugio que habita
entre los pliegues de la inexistencia.
ANTICA TERRA
Nella regione perduta che chiamiamo infanzia,
in quel territorio in cui vecchie piogge sprofondano
in vaghi chiaroscuri, dicono che da sempre
ci attende, con abiti domenicali,
una dea crudele che chiamiamo
gioia o felicità, cosa importa il nome!
Rimani consapevole di essere stato inquilino
di tale fugace dimora perché a volte,
quando il presente applica i suoi decreti,
la memoria ti sconfigge e ti convocano
presenze di quel tempo,
volti che ti hanno lasciato
inerme dinnanzi alla spinta degli anni.
E sempre quando provi
a scongiurare l'orfanilità e li rivendichi
non tardano a scappare nel rifugio che vive
tra le pieghe della non esistenza.
---
MARTÍN SANTOS
El silencio era largo
y gris. Era el silencio
el signo de la hora. Y era gris
también la hora. Y la voz era baja,
contenida
y oculta en los bares inhóspitos
de los barrios extremos. Daba
cierta angustia escuchar sus ecos temerosos.
"Ya ves, son tiempos duros”, nos decía
la voz de algún pariente convertido en penumbra.
Como flores cortadas,
los hombres caminaban en silencio.
Como huecos inmensos.
Como huecos.
MARTÍN SANTOS
Il silenzio era lungo
e grigio. Era il silenzio
il segno dell'ora. Ed era grigia
anche l'ora. E la voce era bassa,
contenuta
e occulta nei bar inospitali
dei quartieri estremi. Dava una
certa angoscia sentire i suoi echi spaventosi.
"Vedi, sono tempi difficili", ci diceva
la voce di un parente trasformato in penombra.
Come fiori recisi,
gli uomini camminavano in silenzio.
Come enormi cavità.
Come cavità.
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CARPINTERÍA
En el cristal de los escaparates
que circundan la plaza se reflejan
las siluetas fugaces de dos hombres:
son padre e hijo y tú los reconoces
porque llegan del predio en sombra de tu historia.
La amanecida aturde los objetos
con su luz temblorosa. Es verano y caminan,
el paso decidido, por la acera.
El autobús se anuncia, con un sonido turbio,
al fondo de la calle.
“Vendrás conmigo a la carpintería,
manejarás las herramientas. Así se aprende
la densidad del hombre”.
Fue en el hombro del joven
donde buscó la mano de aquel viejo
la caricia negada tantas veces.
Sentí su gravidez llena de vida
como si el mundo, de pronto, me acogiera
y una niebla indecisa se posara en mis gafas
de turbio adolescente
y me hiciera más suyo: un ser complementario
prolongándolo.
FALEGNAMERIA
Nel vetro delle vetrine
che circondano la piazza si riflettono
le sagome fugaci di due uomini:
sono padre e figlio e tu li riconosci
perché vengono dalla terra in ombra della tua storia.
Lo spuntar del giorno stordisce gli oggetti
con la sua luce tremolante. È estate e camminano,
il passo deciso, lungo il marciapiede.
L'autobus si annuncia, con un suono torbido,
in fondo alla strada.
“Verrai con me in falegnameria,
maneggerai gli strumenti. Così si impara
la densità dell'uomo".
Fu sulla spalla del giovane
dove la mano di quel vecchio cercò
la carezza negata tante volte.
Sentii la sua gravità piena di vita
come se il mondo, all'improvviso, mi accogliesse
e una nebbia indecisa si depositasse sui miei occhiali
di torbido adolescente
e diventassi più suo: un essere complementare
che lo prolungava.
(De La densidad de los espejos. Premio Juan Ramón Jiménez 1997)
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PAISAJE TRAS LA VENTANA
Lo que amamos. Ese trazo
que anticipan las sombras alargadas
de los últimos bloques de la ciudad hundida
en un diciembre de viento y de ceniza, de domingos
grises, de rastros de otras lluvias,
de siluetas que huyen, embozadas,
del asedio de la noche que, lenta, se aproxima.
Se agitan, con violencia los toldos. Las ventanas
muestran su luz no decisiva, tiemblan
en soledad. En l frío se azoran
parques y escaparates, qué diciembre
en mudanza vive tras los cristales -más allá
del cenicero usado, del sonido imperfecto
de una radio muy vieja-.
Es el confín de tu ciudad, el inseguro
talud de las afueras extendido
ante tus ojos vueltos al imoreciso páramo
de la memoria.
Ese niño que cruza la avenida.
Ese abrigo de paño. Esa mujer algo encorvada
que no mira ni te advierte, que ignora tu espionaje
tras la fría ventana de tu cuarto, tras la estela
de un domingo disperso entre los libros de la tarde,
tienen algo de ti, tal vez la duda
común ante el vacío.
PAESAGGIO DIETRO LA FINESTRA
Ciò che amiamo. Quel tratto
che anticipano le ombre lunghe
degli ultimi blocchi della città immersa
in un dicembre di vento e di cenere, di domeniche
grigie, di tracce di altre piogge,
di sagome che fuggono, avvolte,
dall'assedio della notte che, lentamente, si approssima.
Si agitano con violenza le tende. Le finestre
mostrano la loro luce indecisa, tremano
in solitudine. Sotto il freddo sussultano
parchi e vetrate, quale dicembre
in mutevolezza vive dietro ai vetri -al di là
del posacenere usato, del suono imperfetto
di una radio molto vecchia-?
È il confine della tua città, l'incerto
pendio dei dintorni esteso
davanti ai tuoi occhi volti verso l'imprecisa landa
della memoria.
Quel bambino che attraversa il viale.
Quel cappotto di stoffa. Quella donna un po' incurvata
che non guarda né ti avverte, che ignora il tuo spiare
dietro la fredda finestra della tua stanza, dietro la scia
di una domenica smarrita tra i libri della sera,
hanno qualcosa di te, forse il dubbio
comune dinanzi al vuoto.
(De Versiones del invierno. Cajasur publicaciones, Córdoba, 2008)
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FOTOGRAMA
Veo trenes poblados
de espectros que se alejan. Marchan
a lugares vacíos, a regiones
que los mapas ocultan
como se oculta el miedo.
Veo la soledad
en los ojos de un niño
que es espectro y no entiende
su herida condición, un niño triste
que avanza en ese tren
hacia el hondón del miedo.
Ese tren cruza aldeas
habitadas, cruza entre gentes mudas
o ciegas que construyen
la impostura del desconocimiento
y de la huida: eluden su destino
como se espanta el miedo.
En los ojos de espectro de ese niño
no crece el jaramago
pues no hay tierra ni agua:
sólo vuela el pájaro oscuro,
la geografía de los sueños rotos,
el recuerdo sin ojos de una duda
que se parece
terriblemente al miedo.
FOTOGRAMMA
Vedo treni affollati
di spettri che si allontanano. Vanno
in luoghi vuoti, in regioni
che le mappe occultano
così come si occulta la paura.
Vedo la solitudine
negli occhi di un bambino
che è spettro e non capisce
la sua ferita condizione, un bambino triste
che avanza in quel treno
verso il profondo della paura.
Quel treno attraversa villaggi
abitati, attraversa tra gente muta
o cieca che costruiscono
l'impostura dell'ignoranza
e della fuga: eludono il loro destino
così come si spaventa la paura.
Negli occhi di spettro di quel bambino
non cresce il tarassaco
poiché non c'è né terra né acqua:
vola soltanto l'uccello oscuro,
la geografia dei sogni spezzati,
il ricordo senza occhi di un dubbio
che somiglia
terribilmente alla paura.
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TU BRUMA
No confundas la noche con tu noche, la bruma
con tu bruma.
Bebe tu soledad, camina
por las altas cornisas donde la angustia llueve
a veces.
Piénsate vencido.
Noche y bruma, así, sin adjetivo, son otras.
Otros cuerpos habitan sus dominios, no
tu noche: ella jamás podrá dejar sus ruinas
en el jardín ajeno, en el corazón algo turbio de los otros.
No confundas la noche que vives con la noche.
Es tuya solamente: antigua propriedad que odias a veces.
LA TUA BRUMA
Non confondere la notte con la tua notte, la bruma
con la tua bruma
Bevi la tua solitudine, cammina
lungo gli alti cornicioni dove l'angoscia piove
a volte.
Pensati vinto.
Notte e bruma, così, senza aggettivo, sono altre.
Altri corpi abitano i suoi domini, non
la tua notte: essa non potrà mai lasciare le sue rovine
nel giardino altrui, nel cuore un po' torbido degli altri.
Non confondere la notte che vivi con la notte.
È tua soltanto: antica proprietà che odi a volte.
---
EL PARÉNTESIS
Adoro cada noche al dios que persevera
en el imprescindible oficio
de inventar el paréntesis, el hueco
donde llenar la voz
con las huellas del día, con palabras
bien dichas, con espejos donde tu piel proyecta
caricias milenarias, despedidas y dudas.
Lo adoro en ese tiempo del final de la tarde,
cuando todo se vence a la lenta marea de las sombras
y vuelven viejas sílabas a encontrar el sentido
que olvidamos:
nos ronda
la lectura remota de un libro de Pavese,
rescoldos de veranos y domingos,
devociones ajadas por la labor del tiempo
pueblos que idealizamos en paréntesis
como el que cada tarde inventa
ese dios tan extraño que vive en nuestra casa.
LA PARENTESI
Adoro ogni notte il dio che persevera
nell'imprescindibile mestiere
di inventare la parentesi, il foro
dove riempire la voce
con le orme del giorno, con parole
ben dette, con specchi dove la tua pelle proietta
carezze millenarie, congedi e dubbi.
L'adoro in quell'ora del finale della sera,
quando tutto declina alla lenta marea delle ombre
e tornano vecchie sillabe a trovare il senso
che abbiamo dimenticato:
aleggia in noi
la lettura remota di un libro di Pavese,
braci di estati e di domeniche,
devozioni sfrangiate dal lavoro del tempo
popoli che idealizziamo tra parentesi
come quello che ogni sera inventa
quel dio tanto strano che vive in casa nostra.
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MEMORIAS DE LOS TRENES Y DEL TIEMPO
VI
La soledad primera –o quizá su recuerdo,
¿quién vive o certifica su presente,
quién se atreve a confirmar que aquello que viviste
era la soledad?–, bajo un sol que se fuga,
tiembla en el horizonte, tiene forma
de una vieja maleta, huye a tierra baldía, busca cueva
o refugio en el tren
de una oscura posguerra:
los vencejos llegaban, su vuelo dibujaba un abismo
frente a tus ojos.
MEMORIE DEI TRENI E DEL TEMPO
VI
La solitudine prima –o forse il suo ricordo,
chi vive o certifica il suo presente?
chi osa confermare che ciò che hai vissuto
fosse la solitudine? –, sotto un sole che fugge,
trema all'orizzonte, ha forma
di una vecchia valigia, fugge in terra desolata, cerca grotta
o rifugio nel treno
di un oscuro postguerra:
i rondoni arrivavano, il loro volo disegnava un abisso
davanti ai tuoi occhi.
---
PUEBLO ABANDONADO
En este cántaro, en este pueblo herido
por el viento y la huida, por los pájaros últimos
de viejas primaveras, nada crece, nada busca
la voz, el horizonte.
Todo muere,
se hace ruina, silencio, desolada
penumbra.
Acaricias las piedras, las maderas vencidas,
los nidos al fin huérfanos, te pierdes por senderos
donde crece, cual hiedra, el abandono
y el recuerdo de las calles alegres
se pudre entre los días,
que se han hecho rastrojo.
En esta zanja nadie ama, ni canta. Gana el polvo
la batalla, es quimera el regreso
del agua.
Ya no sabes qué hacer, dónde extender los sueños
que heredaste, la vida legada por los tuyos.
Caminas entre escombros,
entre enseres inútiles, hundido en un paisaje
que es tan solo memoria,
rescoldo de una tierra y de un tiempo
jamás recuperables.
PAESELLO ABBANDONATO
In questa conca, in questo paesello ferito
dal vento e dalla fuga, dagli ultimi uccelli
di vecchie primavere, nulla cresce, nulla cerca
la voce, l'orizzonte.
Tutto muore,
diventa rovina, silenzio, desolata
penombra.
Accarezzi le pietre, i legni abbattuti,
i nidi orfani, ti perdi lungo i sentieri
dove cresce, come edera, l'abbandono
e il ricordo del tatto si perde tra i giorni,
che sono diventati stoppia.
In questo fossato nessuno ama né canta. La polvere vince
la battaglia, è chimera il ritorno
dell'acqua.
Non sai più cosa fare, dove stendere i tuoi sogni
che hai ereditato, la vita il lascito dei tuoi.
Cammini in mezzo a macerie
tra arnesi inutili, sprofondato in un paesaggio
che è solo memoria,
braci di una terra e di un tempo
giammai recuperabili.
---
MEMORIA DE CIERTA LLUVIA
El rasgo conocido. La luz. El aire. Las palabras.
El olor de la noche —¿o no era
propiamente la noche, sino la lluvia
que movía la tierra, deshacía las flores, los geranios,
levantaba el aroma de lo poco visible?—,
contigo llega.
Huellas de otras horas, ventanas,
cines desposeídos
de la felicidad tardía
del final del domingo —aquel taxi, aquel húmedo olor
de las afueras—, contigo acuden, viejo transeúnte
que acampas hoy en mi cuerpo cansado,
en el espejo donde entrelazan los años
su larga urdimbre de experiencias y olvido.
MEMORIA DI CERTA PIOGGIA
La nota fattezza. La luce. L'aria. Le parole.
L'odore della notte —o non era
propriamente la notte, ma la pioggia
che s muoveva la terra, sciupava i fiori, i gerani,
sollevava l'aroma di ciò che è poco visibile?—,
giunge insieme a te.
Tracce di altre ore, finestre,
cinema spogli
della felicità tardiva
di fine domenica —quel taxi, quell'odore umido
della periferia—, sopraggiungono con te, vecchio viandante
che ti accampi oggi nel mio corpo stanco,
nello specchio dove gli anni intrecciano
la loro lunga trama di esperienze e di oblio.
---
EL CERCO DE LO PRÓXIMO
A veces, este cuerpo cabizbajo, tendente
a la melancolía, a miedos sin sentido,
crece y madura
en unidades mínimas de gozo.
Esta pasión por lo inmediato,
por lo que sólo abarca un golpe de mirada,
se adueña de mis ojos, de mis dedos,
dicta una travesía plena de intimidades,
de objetos entrevistos en el paisaje cotidiano
sin saberlos apenas.
Lo pequeño es hermoso. Cálido.
Abriga y baña
con su ternura, con sus huecos
al fin acostumbrados a la línea
que tus dedos dibujan, a tu piel ya cansada
por dudas e intemperies, por oficios
insanos, por batallas perdidas hace tiempo,
o ganadas tan sólo en el íntimo llano donde ronda
la moral convicción que a ti te sirve.
A ti tan sólo.
IL CERCHIO DI CIÒ CHE È PROSSIMO
A VOLTE, questo corpo abbattuto, tendente
alla malinconia, a paure senza senso,
cresce e matura
in unità minime di piacere.
Questa passione per l'immediato,
per ciò che racchiude soltanto un colpo di sguardo,
s'impadronisce dei miei occhi, delle mie dita,
detta una spedizione piena di intimità,
di oggetti intravisti nel paesaggio quotidiano
conoscendoli appena.
Ciò che è piccolo è bello. Mite.
Ripara e bagna
con la sua tenerezza, con i suoi pertugi
finalmente abituati alla linea
che le tue dita disegnano, alla tua pelle ormai stanca
da dubbi e intemperie, da funzioni
insane, da battaglie perdute da tempo,
o vinte soltanto nell'intimo piano dove si aggira
la morale convinzione che a te serve.
Solanto a te.
---
EL REGRESO
Otra vez este cuarto.
Como tantas.
Otra vez estas viejas cortinas amarillas.
Estos libros gastados por el tiempo,
por la rota esperanza que otros años
en ellos sumergieron.
Otra vez esta cueva
que es costumbre, historia o tedio
—y gozo en ocasiones— donde viven las huellas,
los ojos, la memoria que te abate.
Otra vez los grabados, las cercas de la angustia,
las tapias de la noche, la silla,
la mesa de trabajo —y de duda y de niebla
tantas veces—, otra vez las palabras
gastadas, el mismo encuentro siempre.
Al fin y al cabo, tú
perdido entre los pliegues de la vida.
IL RITORNO
DI NUOVO questa stanza.
Come tante.
Di nuovo queste vecchie tende gialle.
Questi libri consumati dal tempo,
per la speranza spezzata che altri anni
in essi si sono immersi.
Di nuovo questa grotta
che è abitudine, storia o tedio
—e a volte piacere— dove vivono le orme,
gli occhi, il ricordo che ti abbatte.
Di nuovo le incisioni, gli steccati dell'angoscia,
i muri della notte, la sedia,
il tavolo da lavoro —e di dubbio e di nebbia
tante volte—, di nuovo le parole
sprecate, lo stesso incontro sempre.
Alla fine, tu
smarrito tra le pieghe della vita.
---
LA DUDA RAZONABLE
¿Fuimos imprescindibles
nosotros, apenas tentativas
de una voz heredada en el suburbio
donde ardía una Historia
tan común y vivida
y, sin embargo, tan lejana
a quienes hoy pasean
el parque que contemplo, señalado
en el torpe crepúsculo
que una luz periférica
inventa en la ciudad?
IL RAGIONEVOLE DUBBIO
Fummo imprescindibili
noi, tentativi appena
di una voce ereditata nel sobborgo
dove ardeva una Storia
così comune e vissuta
e, ciononostante, così lontana
a chi oggi passeggia
nel parco che contemplo, indicato
nell'incerto crepuscolo
che una luce periferica
inventa nella città?
---
VIEJA TRAICIÓN
¿Por qué me amarga tanto
ese beso perdido
en las islas en sombra
de antiguas despedidas?
¿Por qué, como un destello, aturde
mi conciencia el rescoldo
de un acto que fue hurto,
bien medida traición, preámbulo
de la distancia
que han abierto los años y los trenes?
VECCHIO TRADIMENTO
Perché mi amareggia tanto
quel bacio perduto
nelle isole in ombra
di vecchi congedi?
Perché, come un bagliore, stordisce
la mia coscienza il fuoco
di un atto che fu furto,
ben misurato tradimento, preambolo
della distanza
che gli anni e i treni hanno aperto?
---
PIDO LA LUZ Y LA INSOLENCIA...
PIDO la luz y la insolencia: pido
la claridad, la certidumbre de los hechos
con parecido empeño al que asumiera
Blas de Otero al pedir la paz y la palabra.
En esta calle oscura, en esta latitud
que al lado de mi casa tiembla a veces,
en el precario territorio donde el tiempo señala
la frágil densidad de los proyectos
de vida, tiendo mis años como alfombras
y pido la luz y la insolencia.
Cerca,
otras vidas extienden sus alfombras
ajadas, su piel rota, su mirada
como un pozo sin agua, como un pozo.
CHIEDO LA LUCE E L'INSOLENZA
CHIEDO la luce e l'insolenza: chiedo
la chiarezza, la certezza dei fatti
con l'impegno simile a quello assunto
da Blas de Otero nel chiedere la pace e la parola.
In questa strada buia, in questa latitudine
che vicino a casa mia trema a volte,
nel precario territorio dove il tempo indica
la fragile densità dei progetti
di vita, stendo i miei anni come tappeti
e chiedo la luce e l'insolenza.
Vicino,
altre vite stendono i loro tappeti
logori, la loro pelle avvizzita, il loro aspetto
come un pozzo senz'acqua, come un pozzo.
(Del libro De viejas estaciones invernales. Ediciones Igitur, 2006)
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LA ADVERTENCIA
Me avisaron: no vuelvas a las calles
que fueron tuyas
alguna vez. Te morderá una sombra.
Pero una rebeldía
macerada en memoria y añoranza
preparó, sigilosa, mi retorno.
En qué funesta hora
me rendí a su conjuro: desde entonces
me vence la ceguera si pretendo
proyectar mi mirada en un lugar distinto
a este cuarto de libros y teléfonos.
Es una enfermedad desconocida,
como una veladura del contorno,
tal vez un desacuerdo con la luz,
acaso la caricia que quedara pendiente
cuando el padre se hundió
en el ciego sendero del vacío.
Siento sus dientes fríos cruzar la tarde.
No puedo verlos. Llegan
su tensión afilada
en el paisaje antiguo del reverso.
Es una trampa: la mordedura
que me anunciaron.
L'AVVERTIMENTO
Mi avevano avvertito: non tornare sulle strade
che sono state tue
una volta. Ti morderà un'ombra.
Ma una ribellione
macerata nella memoria e nella nostalgia
aveva preparato, in silenzio, il mio ritorno.
In quale ora funesta
mi sono arreso al suo sortilegio? Da allora
mi sconfigge la cecità se pretendo
di proiettare il mio sguardo in un luogo diverso
da questa stanza di libri e di telefoni.
È una malattia sconosciuta,
come una velatura del contorno,
forse un disaccordo con la luce,
forse la carezza rimasta in sospeso
quando il padre sprofondò
nel cieco sentiero del nulla.
Sento i suoi denti freddi attraversare la sera.
Non riesco a vederli. Precipitano
la loro tensione pungente
sul retro dell'antico paesaggio.
È una trappola: il morso
che mi era stato annunciato.
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DONDE ASOMA LA TARDE
Donde asoma la tarde: en la ventana.
O en el vaso de whisky, en ese engaño
que te aguarda en la mesa o te vigila.
En la piel que es temblor cuando los dedos
tocan los signos de la edad, tantean
territorios ocultos. En la ropa
tendida al sol que alguna vez fue tuya.
En la arena de agosto. En una playa
descubierta en Pavese aquel verano
de fiebres y lecturas. En la calle
del barrio que ya no nos espera.
En la lengua cortada en aquel tiempo
de la niebla. En la hora más triste, herida
de domingos. En los ojos del padre,
sembrados de hospitales y de muerte.
Siempre acecha esa luz que no prescribe.
LADDOVE SPUNTA LA SERA
Laddove spunta la sera: nella finestra.
O nel bicchiere di whisky, in quell'inganno
che ti aspetta a tavola o che ti vigila.
Sulla pelle che è tremore quando le dita
toccano i segni dell'età, tastano
territori occulti. Nei panni
stesi al sole che una volta furono tuoi.
Sulla sabbia di agosto. In una spiaggia
scoperta in Pavese quell'estate
di febbri e letture. Sulla strada
del quartiere che non ci aspetta più.
Nella lingua spezzata in quel tempo
della nebbia. Nell'ora più triste, ferita
delle domeniche. Negli occhi del padre,
disseminati di ospedali e di morte.
È sempre in agguato quella luce che non si estingue.
(Del libro Quebrada Luz, 1996)
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USO DE LA MEMORIA
…tiempos en que hablar de árboles casi es un crimen...
Bertolt Brecht. A nuestros sucesores (1938)
A Fernando Beltrán
Aprendí, desde niño, a perdonar silencios
y cegueras no sé si transitorias. Nunca
fui capaz, sin embargo, de asumir el olvido
como un bálsamo. Sí como hiel o penumbra
envenenada, como fraude. Tampoco supe
abismarme en la helada belleza que el poema
proponía.
Sabed que en la Alemania parda
y negra,
entre enguantadas voces y láminas de plomo,
los magos del lenguaje, tiznados de una luz
de habitación tapiada, pulían la sintaxis
hasta encender el árbol o dar flores de nieve,
buscaban el destello innombrado en los mármoles
de los acantilados de la desolación
a la vez que en el aire, sobre la Selva Negra
o sobre el Rhin, la carne se hacía transparencia,
sedimento de humo y voz deshabitada,
hedor tan solo a Humanidad extinta,
a flor de cieno.
En ese tiempo mate, Walter Benjamin supo
del frío de la muerte y del exilio, y Jochen
Klepper, en su jardín, dio tierra a los diarios
de un tiempo de cristales rotos. Después, urdió
la muerte propia al lado de los suyos
burlando, así, al gas zyklon y a la Gestapo.
Por decreto, la voz
de Henrich Mann era expropiada
y el coraje de Ernst Wiechert vagaba entre cadáveres
en un lugar llamado El bosque de los muertos.
Mientras, así, la noche dibujaba
el envés del lenguaje en una tierra amarga,
los magos del silencio bebían los detritos
del himno y la proclama o enfermaban de culpa.
¿Cómo dar al olvido el poder de una noche
huera de amaneceres? De mis antepasados
recibí como herencia la luz de la memoria.
En su raíz alientan todavía
las voces condenadas. Y aquel frío.
USO DELLA MEMORIA
…tempi in cui discorrere di alberi è quasi un crimine...
Bertolt Brecht. A coloro che verranno (1938)
A Fernando Beltrán
Ho imparato, fin da bambino, a perdonare silenzi
e cecità non so se transitori. Mai
fui capace, malgrado ciò, di assumere l'oblio
come un balsamo. Sì, come il fiele o penombra
avvelenata, come frode. Non seppi nemmeno
immergermi nella gelida bellezza che la poesia
proponeva.
Sapete che nella Germania buia
e nera,
tra voci camuffate e lamine di piombo,
i maghi del linguaggio, imbrattati di una luce
di stanza tappata, pulivano la sintassi
fino ad accendere l'albero o dare fiori di neve,
cercavano il bagliore innominato nei marmi
delle scogliere della desolazione
mentre nell'aria, sopra la Foresta Nera
o sul Reno, la carne diveniva trasparenza,
sedimento di fumo e voce disabitata,
fetore solo di Umanità estinta,
a fior di melma.
In quel tempo sbiadito, Walter Benjamin seppe
del freddo della morte e dell'esilio, e Jochen
Klepper, nel suo giardino, sotterrò i diari
di un tempo dei cristalli rotti. Dopo, ordì
la propria morte accanto ai suoi
burlando, così, il gas zyklon e la Gestapo.
Per decreto, la voce
di Henrich Mann veniva espropriata
e il coraggio di Ernst Wiechert vagava tra i cadaveri
in un luogo chiamato La selva dei morti.
Nel mentre, la notte disegnava
l'opposto del linguaggio in una terra amara,
i maghi del silenzio bevevano i detriti
dell'inno e del proclama o ammalavano di colpa.
Come gettare nell'oblio il potere di una notte
priva di albe? Dai miei antenati
ho ricevuto in eredità la luce della memoria.
Nella sua radice incoraggiano ancora
le voci condannate. E quel freddo.
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DE LA ORFANDAD COMPLETA
A Águeda Lucía (1920-1998), la madre
El aire lleva indicios
de los días inestables donde habita
la primavera rota de la madre, la primavera
que nunca llegaría —ella soñaba,
en los pasillos de la muerte
de una casa prestada, jamás suya,
la floración de los frutales y la lluvia de abril—,
los días de aquel marzo de mil novecientos
noventa y ocho
que no llegaron pues la muerte
fue el anticipo del silencio, el olor de los éteres y de la metadona,
el frío de la calle y de la noche
desahuciada.
Estabas solo cuando el silencio negro.
Solo con ella cuando el silencio de afilado cristal
fue definitivo, agrio segundo, hueco
de eterna duración.
Solo con el tiempo desguazado
en la casa que no fue nunca suya ni de nadie.
Hay días que se sueñan y temen, días
que no florecen,
en los que el aire, y la ciudad, y el agua,
se llenan de silencios y de niebla,
te saben a infancias ya prescritas y a bufandas de lana,
a mantas que no sirven, a días casi inmóviles
de pócimas inútiles: como aquel de febrero
de la orfandad completa y de la madre rota
de mil novecientos
noventa y ocho.
DELL' ORFANILITÀ COMPLETA
Ad Águeda Lucía (1920-1998), la madre
L'aria porta indizi
dei giorni instabili in cui dimora
la primavera spezzata della madre, la primavera
che non sarebbe arrivata mai —lei sognava,
nei varchi della morte
una casa in prestito, mai sua,
la fioritura degli alberi da frutto e la pioggia d'aprile—,
i giorni di quel marzo del millenovecento
novant'otto
che non giunsero poiché la morte
fu l'anticipazione del silenzio, l'odore di etere e metadone,
il freddo della strada e della notte
inguaribile.
Eri da solo quando vi fu il silenzio nero.
Solo con lei quando il silenzio di cristallo tagliente
fu definitivo, secondo aspro, vuoto
di eterna durata .
Solo col tempo in frantumi
nella casa che non fu mai sua né di altri.
Ci sono giorni che si sognano e che si temono, giorni
che non fioriscono,
in cui l'aria, e la città, e l'acqua,
si riempiono di silenzi e di nebbia,
sanno di infanzie già prescritte e di sciarpe di lana,
di coperte che non servono, di giorni quasi immobili
di pozioni inutili: come quello di febbraio
dell'orfanilità completa e della madre stroncata
del millenovecento
novantotto.
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NO REVELA EL POEMA NECEDADES
No revela el poema necedades
sino rastros de una verdad antigua.
Cruza puertas y muros, atestigua
temblores del idioma, salvedades
que olvidamos a veces, las edades
que cruzamos a ciegas o la exigua
señal de un tiempo roto: así es de ambigua
la lengua entre los versos. Las verdades
en el miedo se escriben o en el gozo.
Son realidad y vida, no poema.
Éste miente y araña y así enciende
el núcleo de la vida, el turbio esbozo
de los sueños ajados, el emblema
de lo extraño, la luz que nunca ofende.
NON RIVELA SCIOCCHEZZE LA POESIA
Non rivela sciocchezze la poesia
ma scie di una verità antica.
Attraversa porte e muri, testimonia
tremori dell'idioma, avvertimenti
che a volte dimentichiamo, le età
che attraversiamo alla cieca o l'esiguo
segnale di un tempo spezzato: tanto è ambigua
la lingua tra i versi. le verità
si scrivono nella paura o nella gioia.
Sono realtà e vita, non poesia.
Questa mente e graffia e così accende
il nucleo della vita, il torbido abbozzo
dei sogni lacerati, l'emblema
di ciò che è strano, la luce che non offende mai.
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MEJORES QUE NOSOTROS
Oh muchachas de los años setenta,
os recuerdo esta tarde, mientras miro a quien amo.
Ella fue de las vuestras. Descubría
la luz y los semáforos, las sábanas heladas
y los sábados heridos de filmes imposibles.
Muchachas de blue jeans adictos al pecado
y a los viejos caminos y a músicas indóciles.
Muchachas de habitación estudiante, camisa de franela y
[discos de prestado,
de flor muy generosa y de poemas malditos,
de arcillas y cerámicas, de ropas adquiridas en viejos
[mercadillos.
Muchachas torturadas, frágiles como la espuma
de las últimas bahías vírgenes del siglo en que nacisteis.
Erais pequeñas patrias donde el amor tenía
un lugar fugitivo y una tarde de lluvia,
virginidades rotas cual dudosas batallas con pocos vencedores,
caminatas sin fin por calles que esperaban
la decisión y la vehemencia frente a las ciegas sombras
del pasado.
Muchachas como ella, la mujer a quien amo,
gigantescas anémonas de cine matinal y parques escondidos
que tuvisteis ternura traicionada, que agotasteis a Freud
buscando lo imposible. Dulces muchachas a las que amamos mal,
[a las que casi dictábamos
frases de Whilhelm Reich torpemente aprendidas.
Hoy os recuerdo dulces y entregadas,
generosas y bellas e inmerecidas,
encogidas bajo el poncho o con los pies helados
bajo una manta rústica en un pueblo perdido
detrás de cualquier sábado.
MIGLIORI DI NOI
Oh ragazze degli anni settanta,
vi ricordo questa sera, mentre guardo chi amo.
Lei fu una di voi. Scopriva
la luce e i semafori, le lenzuola gelate
e sabati feriti da film impossibili.
Ragazze in blue jeans fedeli al peccato
e ai vecchi tragitti e a musiche indocili.
Ragazze della stanza dello studente, camicia di flanella e
[dischi in prestito,
dal fiore molto generoso e di poesie maledette,
di argille e ceramiche, di abiti comprati in vecchi
[mercatini.
Ragazze torturate, fragili come la schiuma
delle ultime baie vergini del secolo in cui siete nate.
Eravate piccole patrie dove l'amore aveva
un luogo fuggitivo e una sera di pioggia,
verginità spezzate quali dubbie battaglie con pochi vincitori,
infinite camminate lungo strade che aspettavano
la decisione e la veemenza dinanzi alle ombre cieche
del passato.
Ragazze come lei, la donna che amo,
giganteschi anemoni di cinema mattutini e parchi nascosti
che avete avuto tenerezza tradita, che avete esaurito Freud
àcercando l'impossibile. Dolci ragazze che abbiamo amato male
[a cui abbiamo quasi dettato
frasi di Whilhelm Reich goffamente imparate.
Oggi vi ricordo dolci e dedite,
generose e belle e immeritate,
rannicchiate sotto il poncho o con i piedi congelati
sotto una coperta rustica in un paesello sperduto
dietro un qualsiasi sabato.
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GASOLINERAS SIN VIDA
Gasolineras solitarias, dejadas por una mano oculta
en lugares inhóspitos, donde la luz nos quema
y nos aturde.
Con algún remolque abandonado. Con sombras
de lo inerte bajo el sol de julio. Con latas oxidadas
asomando entre cardos y papeles
de letras descoloridas que anuncian paraísos.
Descienden, como sombras ambiguas,
los secos pájaros del mediodía. Nos confiesan
que aquí hubo vida y viaje, sueños de mar, lentas sombrillas
avanzando hacia el agua, niños y juventud en fuga.
Mas hoy acampa lo más amargo de la llanura.
Ya no huele a gasoil o solo a su memoria empobrecida
y la paja, dispersa bajo los surtidores, nos revela
pérdida y desamparo: la autopista, a dos kilómetros,
marcó un nuevo destino.
Y definió la muerte
de la gasolinera y de los sueños
que el tiempo y el verano otorgaban al viaje.
DISTRIBUTORI DI BENZINA SENZA VITA
Distributori di benzina solitari, abbandonati da una mano occulta
in luoghi inospitali, dove la luce ci abbaglia
e ci stordisce.
Con qualche rimorchio abbandonato. Con ombre
di ciò che è inerte sotto il sole di luglio. Con lamiere ossidate
che spuntano tra cardi e cartelli
dalle scritte sbiadite che annunciano paradisi.
Discendono, come ombre ambigue,
gli aridi uccelli del mezzogiorno. Ci confessano
che qui ci fu vita e viaggi, sogni di mare, lenti ombrelloni
avanzando verso l'acqua, bambini e gioventù in fuga.
Ma oggi accampa l'amaro più amaro della pianura.
Non c'è più l'odore di gasolio e nemmeno la sua memoria impoverita
e la paglia, sparsa sotto gli erogatori, ci rivela
perdita e abbandono: l'autostrada, a due chilometri,
ha definito una nuova destinazione.
E ha definito la morte
del distributore e dei sogni
che il tempo e l'estate conferivano al viaggio.
(Del libro Tiempo salvado del tiempo. El sastre de Apollinaire, 2020)
---
A P U N T E S
I
ENTRO en el dormitorio que hace tiempo mi hijo abandonó
(cosas de la edad y del dominio inevitable de la biología)
para buscar el aire que ya no será nuestro.
Él se fue, viene a veces a casa con sus mundos al hombro
y lo recibe la historia. Historia de dedales y lápices,
de libros no leídos y cuentos olvidados, viejos videos
y juguetes ya irresponsables a la luz del abandono.
A veces, veo en sus ojos parte de mi historia. Parte de mis
cuadernos
escritos con desorden, clips abandonados e inútiles bolígrafos,
plumas estilográficas que tuvieron un tiempo esplendoroso
antes de que naciera, el tirachinas que respiró vientos de montaña
y se apiadó de los pájaros.
Él, y su hermana, son los pasajeros
del barco que ella y yo tomamos cuando el tiempo era frío
y era negro y silencio.
Los miro cuando estamos juntos
y nos reconocemos sin apenas hablar. Gestos de familia
y residuos de vida, guiños conocidos y sombras de la Historia.
II
Me asomo a la ventana. Es primavera y llueve y en la calle
hay alerta por vientos excesivos. Pero en la casa
reside lo apacible, están los libros marcando lo vivido,
está la biografía adensada en objetos de lugares perdidos en la
noche
que anega la memoria. Es la historia.
La calle avanza entre jardines. Vive. Por ella caminaste,
hoy caminas aún, con la extraña bandera de la compasión y sus
derivas
con el trato más frágil: aquel que abarca a la otra gente,
a quienes respiraron tu mismo aire o el de tus ancestros
conviviendo en los otros, inventando dominios
o extendiendo consignas de verdades antiguas.
La calle reposa, la calle espera, la calle ha sido hogar para la
historia
de los tuyos: tierra de los domingos incompletos y de los sábados
de fiesta,
de los sueños escritos en papel de estraza o en tela muy sensible,
la calle.
III
Bebíamos el agua de los arroyos. Las flores del camino
nos dejaban noticia de un mundo virgen, recorríamos
tierras sin roturar y lechos de cebada: comulgábamos
con el mundo ingobernable de los pueblos vacíos
y de las ratas de agua.
Todo aquello retorna con el verde del plátano
que se alza tras la ventana y despide el inverno mientras ellos,
tus hijos, recobran, con la luz de la casa,
tus fragmentos de historia y la contemplan
como historia distinta: es la suya, la que ignoras
aunque sepas que tal ignorancia te empobrece y desasiste.
Es su historia: una imagen deforme de la tuya.
En la calle, la fronda. En la casa, la densidad de los espejos
y el desván
que guarda los juguetes y otra parte
de su historia.
Y de la tuya.
APPUNTI
I
Entro nella camera da letto che da tempo mio figlio ha abbandonato
(cose dell'età e l'inevitabile dominio della biologia)
per cercare l'aria che non sarà più nostra.
Lui se n'è andato, a volte torna a casa con i suoi mondi in spalla
e lo riceve la storia. Storia di ditali e matite,
di libri non letti e favole dimenticate, vecchi video
e giocattoli ormai irresponsabili alla luce dell'abbandono.
A volte, vedo nei suoi occhi parte della mia storia. Parte dei miei
quaderni
scritti con disordine, fermagli abbandonati e penne inutili,
penne stilografiche che hanno avuto un tempo di splendore
prima che nascesse, la fionda che ha respirato venti di montagna
ed ebbe pietà degli uccelli.
Lui, e sua sorella sono i passeggeri
della nave che lei ed io occupavamo quando il tempo era freddo
ed era buio e silenzioso.
Li guardo quando siamo insieme
e ci riconosciamo senza quasi parlare. Gesti di famiglia
e residui di vita, ammiccamenti conosciuti e ombre della Storia.
II
Mi affaccio alla finestra. È primavera e piove e per strada
c'è allerta per venti eccessivi. Ma in casa
risiede la mitezza, ci sono i libri che segnano quanto vissuto,
c'è la biografia addensata in oggetti di luoghi perduti nella
notte
che annega la memoria. È la storia.
La strada avanza tra giardini. Vive. Lungo questa hai camminato,
oggi cammini ancora, con la strana bandiera della compassione e delle sue
derive
con il tratto più fragile: quello che include le altre persone,
coloro che hanno respirato la tua stessa aria o quella dei tuoi antenati
convivendo negli altri, inventando domini
o estendendo disposizioni di antiche verità.
La strada riposa, la strada aspetta, la strada è stato focolare per la
storia
dei tuoi: terra delle domeniche incomplete e dei sabati
di festa,
di sogni scritti su cartastraccia o su tela molto sensibile,
la strada.
II
Bevevamo l'acqua dei ruscelli. I fiori della strada
ci lasciavano notizia di un mondo vergine, percorrevamo
terreni non arati e talami d'orzo: eravamo in comunione
con il mondo ingovernabile dei villaggi vuoti
e i topi d'acqua.
Tutto ciò ritorna con il verde del platano
che si alza dietro la finestra e congeda l'inverno mentre loro,
i tuoi figli, riacquistano, con la luce della casa,
i tuoi frammenti di storia e la contemplano
come storia diversa: è la loro, quella che ignori
anche se sai che tale ignoranza ti impoverisce e ti distacca.
È la loro storia: un'immagine deforme da quella tua.
Per strada, il fogliame. In casa, la densità degli specchi
e la soffitta
che custodisce i giocattoli e un'altra parte
della loro storia.
E della tua.
---
E N C I E R R O Y S O L E D A D
(La vida entró en un paréntesis de sombra. Cuarentena)
I
VIVO el desorden de la vida
en el orden silencioso que el campo, liberado,
extiende más allá de la casa.
Todo en letargo menos las lilas del jardín
y la memoria. Menos los pájaros que acuden
a las migas escasas
y a la memoria.
La que dibujas
mientras avanza el silencio por las calles desiertas
y hoy prohibidas, la que construye
sus torres muy pequeñas y sus desfiladeros
en las llamas precarias de una chimenea
que jamás nos olvida.
He llenado mi ropa de sombras,
de noticias de sombra y de muertos absurdos.
Es el desorden de la vida, el abismo imprevisto,
un silencio que es grávido y aspira a ser eterno
más allá de la casa.
II
Fuiste ayer a la compra. Embozado,
recorriste las calles
de la pequeña ciudad que vive en tus novelas de montaña.
El silencio es la alfombra que estos días despliega
su temblor y su frío y sus pocos viandantes.
Es silencio y horror y niebla asustadiza.
Ficción colándose en las grietas de la realidad,
haciéndose realidad no imaginada, sólo viva
en la medieval memoria de abismos no soñados,
en la sombra de escaparates mudos: hace sólo unos días
eran color e invitación, sueños y luces
y voces y espesura.
III
En los espejos, sólo un hombre embozado
con los ojos de niebla: sólo en parte
llego a reconocerme. En los espejos solos.
En los mudos espejos agrietados.
Esperando el vacío de la calle, el miedo de los solos
destejiendo en la acera el tapiz de la vida.
Es abril. Duro abril que ni el Eliot
más triste y pesaroso imaginó en su crueldad
de enfermedad y muerte.
IV
Nevó en los primeros días de la noche.
Abril de nieve y de montaña,
de miedos abisales y de niebla.
Refugiados e insomnes, inquilinos
de lo incierto y de las pesadillas,
desgranamos los días, amamos las ventanas
y amamos el jardín,
los días desiguales y las noches en vela, las raras novedades
y los pálidos números y la negra estadística.
Las pantallas, refugios agoreros,
enlutadas sonrisas y perplejas farmacias.
Mas llegaron las lluvias y el mes más cruel
siguió acumulando soledades
y señales nocturnas, y las flores
soñaron reinventarse pero tú estabas solo y encerrado
y perplejo.
En Gargantilla de Lozoya. Marzo, abril y mayo 2020.
ISOLAMENTO E SOLITUDINE
(La vita è entrata in una parentesi d'ombra. Quarantena)
I
VIVO il disordine della vita
nell'ordine silenzioso che la campagna, liberata,
si estende oltre la casa.
Tutto in letargo tranne i lillà del giardino
e della memoria. Tranne gli uccelli che accorrono
verso le scarse briciole
e alla memoria.
Quella che disegni
mentre avanza il silenzio lungo le strade deserte
e oggi proibite, quella che costruisce
le sue torri molto piccole e i suoi varchi
nelle fiamme precarie di un camino
che mai ci dimentica.
Ho riempito i miei vestiti di ombre,
di notizie d'ombra e di morti assurdi.
È il disordine della vita, l'abisso imprevisto,
un silenzio che è gravido e aspira ad essere eterno
al di là della casa.
II
Sei andato a fare spesa. Imbacuccato,
hai percorso le strade
della piccola città che vive nei tuoi romanzi di montagna.
Il silenzio è il tappeto che in questi giorni distende
il suo tremore e il suo freddo e i suoi pochi viandanti.
È silenzio, orrore e nebbia spaventosa.
Finzione filtrandosi nelle crepe della realtà,
diventando realtà non immaginata, solo viva
nella medievale memoria di abissi mai sognati,
nell'ombra di vetrine mute: solo pochi giorni fa
erano colore e invito, sogni e luci
e voci e calca.
III
Negli specchi, solo un uomo imbacuccato
con gli occhi di nebbia: solo in parte
riesco a riconoscermi. Negli specchi solitari.
Nei muti specchi incrinati.
Aspettando il vuoto della strada, la paura dei soli.
Dipanando nel marciapiede l'arazzo della vita.
È aprile. Duro aprile che nemmeno l'Eliot
più triste e afflitto immaginò nella sua crudeltà
di malattia e di morte.
IV.
Nevicò nei primi giorni della notte.
Aprile di neve e di montagna,
di paure abissali e di nebbia.
Rifugiati e insonni, inquilini
dell'incerto e degli incubi,
sgraniamo le giornate, amiamo le finestre
e amiamo il giardino,
i giorni diseguali e le notti in bianco, le rare novità
e i pallidi numeri e le statistiche nere.
Gli schermi, rifugi infausti,
sorrisi afflitti e farmacie perplesse.
Ma sono arrivate le piogge e il mese più crudele
continuò ad accumulare solitudini
e segnali notturni, e i fiori
sognavano di reinventarsi ma tu eri solo e rinchiuso
e perplesso.
---
D E S C A M P A D O
ERA hacia el descampado
donde moría la ciudad y los primeros
álamos anunciaban el río y el verde de los juncos,
antes de la campiña y la extrañeza,
tras los primeros ecos de la consciente vida
y de la muerte sospechada
en la conversación, más allá de las puertas
que escondían los viejos a la sombra de octubre.
Era más allá de la ventana. Más allá de aquel cuarto de libros
y desorden y camisas y treguas.
Allí jugabas, florecías inverso, te asomabas al mundo.
STERRATO
Era verso lo sterrato
dove moriva la città e i primi
pioppi annunciavano il fiume e il verde dei giunchi,
prima della campagna e della stranezza,
dietro i primi echi della vita cosciente
e della morte sospetta
nella conversazione, al di là delle porte
che i nascondevano i vecchi all'ombra di ottobre.
Era oltre la finestra. Oltre quella stanza dei libri
e disordine e camicie e tregue.
Lì giocavi, fiorivi all'inverso, ti affacciavi al mondo.
---
LA PRIMERA VENTANA
La ventana que ya no es. La muerta
ventana que dejó, temblorosa,
imágenes aún vivas contra el tiempo y la arena.
La ventana de las casa en que he vivido,
mas ante todo
la ventana de entonces, la que daba
a un campo sin ciudad y vertederos,
a las calles huidizas, al frío vertical
y al calor imprevisto y a la niebla.
La ventana abierta a la avenida
y a los escaparates, al blanco y negro frágil
de los sueños vacíos.
La ventana
tras la que crecieron tus ojos, creció el mundo
y el domingo.
La ventana.
LA PRIMA FINESTRA
La finestra che non c'è più. La morta
finestra che ha lasciato, tremolanti,
immagini ancora vive contro il tempo e la sabbia.
La finestra delle case in cui ho vissuto,
ma soprattutto
la finestra di allora, quella che dava
a un campo senza città e senza discariche,
alle strade sfuggenti di chi fugge via, al freddo verticale
e al caldo imprevisto e alla nebbia.
La finestra aperta al viale
e alle vetrine, al fragile bianco e nero
dei sogni vuoti.
La finestra
dietro alla quale son cresciuti i tuoi occhi, è cresciuto il mondo
e la domenica.
La finestra.
---
A C E R A Y L Í M I T E
UNA acera
puede conducir al infierno de los abandonados
o llenarte de sueños hechos de escaparates y maniquíes:
aquella acera nos llevaba
al centro de todas las ciudades. En la calle
Alcalá vivían todas las urbes conocidas:
los cines de los jueves y la ropa del sábado,
los cafés donde el padre y los viejos paraguas.
La gris zapatería donde bastas maletas
dormían en un fondo de viajes no vividos e imposibles países.
Una acera puede albergar un mundo
o anunciar el desierto, descubrir su trastienda.
Sin embargo, en aquella,
de brillos inseguros y reflejos y alondras algo sucias,
había mundos y desiertos y sombras de desvanes.
En la patria inestable de las noches
de un país sometido, mi mundo respiraba,
se ensanchaba en los límites
de la luz conocida y no llorábamos.
MARCIAPIEDE E LIMITE
Un marciapiede
può condurre all'inferno degli abbandonati
o riempirti di sogni fatti di vetrine e manichini:
quel marciapiede ci portava
al centro di tutte le città. Nella via
Alcalá vivevano tutte le città conosciute:
i cinema dei giovedì e i vestiti del sabato,
i caffè dov'era il padre e i vecchi ombrelli.
La grigia calzoleria dove abbondanti valigie
dormivano in un fondo di viaggi non vissuti e di paesi impossibili.
Un marciapiede può racchiudere un mondo
o annunciare il deserto, scoprire il suo retrobottega.
Tuttavia, in quella
di luminosità incerte e riflessi e allodole un po' sporche,
c'erano mondi e deserti e ombre di soffitte.
Nella patria instabile delle notti
di un paese sottomesso, il mio mondo respirava,
si ingrandiva nei limiti
della luce conosciuta e non piangevamo.
---
ANTEPASADOS
Eran ellos:
los que vivieron la muerte y su avaricia
en plena juventud. Fuimos
los herederos de los temores,
las tapias donde su sombra, el hueco
para sus lágrimas
mientras crecíamos.
Después
en la edad indecisa de la conciencia,
fuimos su miedo viejo y su alegría,
la luz adormecida que despierta de pronto
y que se asusta, fuimos
los herederos grises de antiguas primaveras,
los viajeros hacia un abismo
hecho de incertidumbre y luminarias,
de aturdidas verdades y destellos
de un mundo al que nombrar
contra el crepúsculo.
ANTENATI
Erano loro:
quelli che hanno vissuto la morte e la sua avidità
in piena giovinezza. Siamo stati
gli eredi delle loro paure,
i muri per la loro ombra, il buco
per le loro lacrime
mentre crescevamo.
Dopo,
nell'età indecisa della coscienza,
siamo stati la loro vecchia paura e la loro gioia,
la luce assopita che si sveglia all'improvviso
e che si spaventa, siamo stati
i grigi eredi delle antiche primavere,
i viaggiatori verso un abisso
fatto di incertezza e di luminarie,
di stordite verità e di bagliori
di un mondo da nominare
contro il crepuscolo.
---
E S E D E S C O N O C I D O
LO leí en algún lugar: «la muerte es ese amigo que aparece
en las fotografías de la familia,
discretamente a un lado, y al que nadie
acertó nunca a reconocer».*
Nadie le preguntó su nombre, nadie lo sintió ajeno cuando llegó
a la casa
y se bebió de un trago el enésimo whisky de la noche, nadie
extrañó sus caricias, ni su mirada triste cuando besó a los niños
y fue deconstruyendo
la emoción de la fiesta con gestos familiares y apenada sonrisa.
Pudo llegar con nieve en los caminos una tarde de invierno.
O ser el visitante de octubre que llegó en autobús
de un lugar periférico a un encuentro
de antiguos compañeros de curso o de barriada.
Anónimo invitado a un banquete de boda, ocupando un extremo
de una mesa agobiada por sucesivos brindis.
O enfermo y sin color en una rara foto
en un viejo hospital de los cincuenta, o feliz visitante
de una fiesta en el campo un final del verano que acabó con
tormenta.
Todos vieron al desconocido. Pero nadie reparó en su presencia,
extrañó su rostro o su palabra, evitó su intrusismo en la familia,
nadie
sorprendió su mirada propicia al tono mate
ni sintió escalofríos cuando ocupó un lugar junto a la esposa
o al lado del más viejo de la casa. Aquel desconocido
siempre acabó encontrando su lugar en el grupo
para encerrar el tiempo en sus facciones y fijar el instante
que decretó aquel flash muy cerca del crepúsculo.
No nos llama, ni apela a la memoria. Es. Así de simple: existe.
Muchos años después lo descubrimos
en alguna velada
de reencuentros y copas y memorias en álbumes, en medio de
los otros.
Allí perdura y nadie lo conoce. Tampoco lo recuerda.
Entre rostros inconfundibles, entre ropas todavía presentes
en los viejos armarios de la casa.
¿Quién era?
¿Lo conocíais de algo? ¿Del trabajo quizá?
¿Un amigo del barrio, un vecino tal vez?
No hay respuesta. Sólo adviertes una grieta en la tarde y en el
tiempo.
Es ese amigo que a veces aparece
en las fotografías familiares que nos suena de algo
y al que nadie conoce.
—
* «La muerte es ese amigo que aparece en las fotografías de la familia, discretamente a un lado, y al que nadie acertó nunca a reconocer». Eliseo Diego, «Versiones», en Poemas escogidos en la oquedad del tiempo.
QUELLO SCONOSCIUTO
L'ho letto da qualche parte: «la morte è quell'amico che compare
nelle fotografie di famiglia,
discretamente in disparte, e che nessuno
è mai riuscito a riconoscere».
Nessuno gli chiese il suo nome, nessuno lo sentì estraneo quando è arrivato.
a casa
e bevette d'un sorso l'ennesimo whisky della notte, nessuno
sentì la mancanza delle sue carezze, né il suo sguardo triste quando baciò i bambini
e smembrava
l'emozione della festa con gesti familiari e sorriso afflitto.
Sarebbe potuto arrivare con la neve sulle strade una sera d'inverno.
Oppure essere il visitatore di ottobre arrivato in autobus
da un luogo periferico a un incontro
di vecchi compagni di classe o di quartiere.
Anonimo ospite a un banchetto di nozze, che occupa un'estremità
di una tavola stremata da successivi brindisi.
O malato e senza colore in una foto rara
in un vecchio ospedale degli anni Cinquanta, o felice visitatore
di una festa in campagna in un finale d'estate che finì con
tormenta.
Tutti videro lo sconosciuto. Ma nessuno si accorse della sua presenza,
si stupì del suo volto o della sua parola, evitò la sua invadenza in famiglia,
nessuno
sorpreso dal suo sguardo propenso al tono opaco
né rabbrividì quando prese posto accanto alla sposa
o accanto al più vecchio della casa. Quello sconosciuto
finiva sempre per trovare il suo posto nel gruppo
per imprigionare il tempo nelle sue fattezze e fissare l'istante
che decretò quel flash molto vicino al crepuscolo.
Non ci chiama, né fa appello alla memoria. È. Semplicemente: esiste.
Molti anni dopo lo scoprimmo
in qualche veglione
di ritrovamenti, bevute e ricordi negli album, in mezzo agli
altri.
Là permane e nessuno lo conosce. Nemmeno lo si ricorda.
Tra volti inconfondibili, tra abiti ancora presenti
nei vecchi armadi della casa.
Chi era?
Lo conoscevate da qualcosa? Dal lavoro forse?
Un amico del quartiere, un vicino, forse?
Non c'è risposta. Si avverte soltanto una crepa nella sera e nel
tempo.
È quell'amico che a volte appare
nelle fotografie di famiglia che ci richiama a qualcosa
ma che nessuno conosce.
—
* «La morte è quell'amico che compare nelle fotografie di famiglia, discretamente in disparte, e che nessuno è mai riuscito a riconoscere». Eliseo Diego, «Versioni», in Poemas escogidos en la oquedad del tiempo.
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VIVO EN MI PADRE
La ventanilla del autobús nocturno es un espejo
deforme que me ofrece, desvaído,
el rostro de mi padre y me sumerge, de pronto,
en la duda, en la niebla, en la zozobra.
Soy yo, seguro, mas mi padre, envejecido y solo,
a una idéntica edad,
me mira extraño y me recuerda
lo poco de vida que le queda. He
cumplido, en el último octubre,
los años que él tenía
cuando sin despedirme,
me dio la soledad como legado.
Me siento raro, en parte desvalido,
ante la irreverencia de este espejo imprevisto,
ante la mirada glauca
de mi raíz convertida en mi rostro
arañado de años, y recuerdo
los días precedentes en la carpintería
ùvisitada a diario en un lugar al margen:
cruzaba la ciudad en los amaneceres
y volvía, con humo
de lejanas hogueras y cansancio,
a la casa que pronto dejaríamos
los más jóvenes.
He vuelto muchas veces
al mismo autobús que en esta noche
me recibe en silencio, casi sin pasajeros:
lugar que compartimos ignorados por todos.
Sus ventanillas y mi rostro algo más que maduro
dibujan su regreso: él y yo confundimos el tiempo,
acoplamos los rostros en el espejo oscuro
e imagino
las raras escaleras que he de bajar con él
cuando nadie nos mire.
VIVO IN MIO PADRE
Il finestrino dell'autobus notturno è uno specchio
deforme che mi offre, sbiadito,
il volto di mio padre e mi immerge, improvvisamente
nel dubbio, nella nebbia, nell'angoscia.
Sono io, certo, ma mio padre, invecchiato e solo,
alla stessa età,
mi guarda in modo strano e mi ricorda
quel po' di vita che gli rimane. Ho
compiuto, lo scorso ottobre,
gli anni ch'egli aveva
quando, senza salutarmi,
mi ha dato la solitudine come lascito.
Mi sento strano, in parte indifeso,
dinanzi all'irriverenza di questo specchio imprevisto,
dinanzi allo sguardo glauco
della mia radice trasformatasi nel mio volto
graffiato dagli anni, e ricordo
i precedenti giorni nella falegnameria
visitata quotidianamente in un luogo al margine:
attraversavo la città nelle albe
e tornavo, col fumo
di fuochi lontani e di stanchezza,
alla casa che presto avremmo lasciato
i più giovani.
Sono tornato molte volte
sullo stesso autobus che questa sera
mi riceve in silenzio, quasi senza passeggeri:
luogo che abbiamo condiviso ignorato da tutti.
I suoi finestrini e il mio volto più che maturo
tratteggiano il suo ritorno: lui ed io confondiamo il tempo,
accoppiamo i volti nello specchio scuro
e immagino
le strane scale che dovrò scendere con lui
quando nessuno ci guarderà.
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T E M I R O
TE miro a veces y recuerdo. Te
contemplo en el sueño y vivo.
Estás ahí, siempre
has estado ahí, tan sabia como entonces
y tan débil por dentro,
tan vigía y cercana y a la vez extraña y misteriosa,
dueña de los secretos y de una dignidad
sencilla y poderosa y, por eso, sutil, casi invisible.
Toco tu mano y no ha aprendido
nada de deslealtades ni de olvido.
Es la mano de las tardes de viento y de promesas.
La mano de los abismos y de la claridad para mi miedo.
Está ahí, en el tiempo inicial de la torpeza
y aquí respira, en la hora de la madurez y los milagros
de los días difíciles y del gozo tardío,
en la hora de las tardes de búsqueda
en los bares que pueblan los más jóvenes.
TI GUARDO
Ti guardo a volte e ricordo. Ti
contemplo nel sogno e vivo.
Sei lì, sempre
sei stata lì, così saggia come allora
e così debole dentro,
così vigile e vicina e allo stesso tempo estranea e misteriosa,
padrona dei segreti e della dignità
semplice e potente e, per ciò, sottile, quasi invisibile.
Tocco la tua mano e non ha imparato
nulla di slealtà né di oblio.
È la mano delle sere di vento e di promesse.
La mano degli abissi e della lucidità per la mia paura.
È lì, nel tempo iniziale del mio impaccio
e qui respira, nell'ora della maturità e dei miracoli
di giorni difficili e della gioia tardiva,
nell'ora delle sere di indagine
nei bar che popolano i più giovani.
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E L R O B O
UN bolso, mejor dicho,
una pequeña mochila
puede contener apuntes, poemas,
retazos de ciudades de paso o de hoteles perdidos,
un e-book con universos de un idioma inabarcable,
palabras a la amada, frustraciones,
un kleenex olvidado, clips perdidos,
cuentas y facturas de un tiempo no accesible,
proteína de sueños y cuadernos,
quizá los restos
de pequeños naufragios, confesiones
ocultas y una lágrima.
Fue no un descuido sino la devoción por los poemas
de Barreto, el vino posterior tal vez, la charla ennoblecida
por exilios diversos y nostalgia
de tierras tropicales no vividas,
por destierro y distancia y mucha nube.
Se fue aquel bolso a un lugar invisible. Me consuela
tener la certidumbre
de que saldó alguna deuda, difuminó un abismo
o acabó por colmar el hambre de unos días.
IL FURTO
Una borsa, anzi,
un piccolo zaino
può contenere appunti, poesie,
rimasugli di città di passaggio o di alberghi perduti,
un e-book con universi di un idioma inaccessibile,
parole all'amata, frustrazioni,
un kleenex dimenticato, clips smarriti,
conti e fatture di un tempo non raggiungibile,
proteina di sogni e quaderni,
forse i resti
di piccoli naufragi, confessioni
nascoste e una lacrima.
Non fu una svista ma la devozione per le poesie
di Barreto, il vino successivo forse, il parlare nobilitato
da vari allontanamenti e nostalgia
di terre tropicali non vissute,
da esilio e distanza e molte nubi.
Quella borsa se n'è andata in un posto invisibile. Mi consola
avere la certezza
che abbia risarcito qualche debito, sfumato un abisso
o riuscito a saziare la fame di qualche giorno.
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R O M A E N F A M I L I A
ROMA en la lluvia
regalando en enero su vocación de mundo.
Tú y yo con ellos bajo la lluvia,
haciendo nuestra historia algo menos perdida
en los mínimos fiordos de la casa y del barrio.
Tu Roma tenía en Bertolucci patios de vecindad y mucha ropa
flotando en tendederos de azoteas absurdas,
olores a edredón y a alcantarilla,
fotogramas de paso con vespa y bicicletas,
con cuestas asequibles y rincones de niebla.
Con el siglo y los hijos nos hicimos con ella. Roma
inestable y muy gris, se quedó con nosotros
para siempre.
Fue
nuestro último viaje compartido con ellos.
Dejó su inclemencia y su lluvia
en mi viejo cuaderno.
Hoy pervive en sus hojas
e, incansable, respira como eterno presente.
R O M A IN F A M I L I A
Roma sotto la pioggia
che regala a gennaio la sua vocazione di mondo.
Tu ed io insieme a loro sotto la pioggia,
rendere la nostra storia un po' meno perduta
nei minimi fiordi della casa e del quartiere.
La tua Roma aveva in Bertolucci cortili di quartiere e tanti panni
svolazzando su stendini di terrazze assurde,
odori di trapunta e di fogna,
fotogrammi di passaggio con vespa e biciclette,
con salite abbordabili e angoli di nebbia.
Col secolo e i figli ce ne siamo impossessati. Roma
instabile e molto grigia, rimase con noi
per sempre.
Fu
il nostro ultimo viaggio condiviso con loro.
Lascò la sua inclemenza e la sua pioggia
nel mio vecchio taccuino.
Oggi sopravvive nei suoi fogli
e, instancabile, respira come eterno presente.
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C O L O R E S
ERA el amarillo un color de habitación y fiebre,
de cerradas cancelas y escaleras a sótanos.
Más allá, en tierras promisorias y en los sueños del padre,
crepitaban los verdes custodiando quimeras de luz y de abundancia
en un norte imposible, contemplado
desde el precario cuenco de la casa en el sur
de una ciudad central.
En el rojo florecía la herida, la impagable demanda,
la voz del subterráneo atravesando
otoños sucesivos y primaveras rotas.
En el azul la infancia y la marisma, la cúpula del campo,
la libertad del extrarradio, el reino de los juncos y del agua.
Vivir en gris y no saberlo. En gris y en aire tendente a lo borroso,
oh color del silencio y los abrigos, color de las techumbres
y del paño aturdido que heredamos de oscuros familiares que
vivían
al pie de una estación casi desierta.
¿Y el negro?
¿Qué decir de ese nimbo que ciega y equipara,
que, igualando las vidas y las muertes, confunde a los expertos
que alguna vez se ilusionaron
con los vientos absurdos, tendentes al milagro, de la vida?
¿Y el negro?
COLORI
ERA il giallo un colore di stanza e di febbre,
di cancelli chiusi e di scale verso scantinati.
Al di là, in terre promettenti e nei sogni del padre,
crepitavano i verdi che custodivano chimere di luce e di abbondanza
in un nord impossibile, contemplato
dal precario concavo della casa nel sud
di una città centrale.
Nel rosso fioriva la ferita, l'impagabile richiesta,
la voce del sottosuolo attraversando
autunni successivi e primavere interrotte.
Nel blu l'infanzia la maremma, la cupola della campagna,
la libertà dell'hinterland, il regno dei giunchi e dell'acqua.
Vivere nel grigio e non saperlo. Nel grigio e in aria tendente all'offuscato,
oh colore del silenzio e dei cappotti, colore dei tetti
e della stoffa stordita che ereditammo da oscuri parenti che
vivevano
ai piedi di una stazione quasi deserta.
E il nero?
Che dire di quel nimbo che acceca ed equipara,
che, uguagliando le vite e le morti, confonde gli esperti
che un giorno si sono illusi
con i venti assurdi, tendenti al miracolo, della vita?
E il nero?
---
S I L E N C I O
EL padre callaba. Era orgulloso pero callaba. Cruzaba la ciudad
cada mañana adentrándose en el amanecer del extrarradio y
volvía, ya de noche, cuando yo llevaba horas durmiendo. El padre
hablaba poco. Lo esencial y lo sabido. La pequeñez de la vida se
reflejaba en la parquedad de su discurso, en sus silencios excesivos,
en su miedo. Recuerdo sus olores nacidos del barniz y la madera,
sus ojos apagados por la miopía, su mano algo tosca, como si jamás
hubiera aprendido los secretos de la ternura. Escribía, también,
poco, con letra inclinada hacia adelante, con pulso dudoso, en
facturas sonrosadas de papel casi biblia que decían secretos tales
como el precio de los aparadores, de los armarios roperos, de las
mesillas de noche, de las librerías: todo a precios asequibles y
alcanzable a plazos. Sin IVA, por supuesto.
SILENZIO
Il padre taceva. Era orgoglioso ma taceva. Attraversava la città
ogni mattina addentrandosi nell'alba dell'entroterra e
ritornava, ormai di notte, quando io dormivo da ore. Il padre
parlava poco. L'essenziale e il solito. La piccolezza della vita si
rifletteva nella parchezza del suo discorso, nei suoi silenzi eccessivi,
nella sua paura. Ricordo i suoi odori nati dalla vernice e dal legno,
i suoi occhi spenti dalla miopia, la sua mano un po' grezza, come se mai
avesse imparato i segreti della tenerezza. Scriveva, anche,
poco, con calligrafia inclinata in avanti, con polso incerto, su
fatture rosate di carta pressoché bibbia che raccontavano tali segreti
come il prezzo delle credenze, degli armadi guardaroba, dei
tavolini da notte, delle librerie: tutto a prezzi sostenibili e
accessibili a rate. Senza IVA, ovviamente.
---
D O R M I T O R I O P A T E R N O
EL aire vuelve
con olores, con briznas
de una felicidad endeble:
el espejo, sobre la cómoda,
me entrega temblores y sustancias,
devociones pequeñas, rastros.
He abierto la puerta y allí estaban
la luz menos adulta, el cabecero
oscuro de la vieja cama,
el olor algo agreste de un pañuelo perdido,
el dedal y el ovillo, los perfumes
gastados en muy precarias fiestas,
el crucifijo inútil.
Sí: la luz menos adulta,
la del amanecer de los inviernos,
la del espejo aturdido
por el pulso que gobierna los años
y su gris mordedura, la mesilla
de noche y los retratos
de rostros conocidos que se hicieron de niebla
y el altar donde el padre
cada noche usurpaba tus quimeras de Edipo.
STANZA PATERNA
L'aria torna
con odori, con ciocche
di una felicità svigorita:
lo specchio, sul comò,
mi porge tremori e sostanze,
piccole devozioni, tracce.
Ho aperto la porta e lì c'erano
la luce meno adulta, la testiera
oscura del vecchio letto,
l'odore un po' aspro di un fazzoletto perduto,
il ditale e il gomitolo, i profumi
consumati in feste molto precarie,
il crocifisso inutile.
Sì: la luce meno adulta,
quella dell'alba degli inverni,
quella dello specchio stordito
dal palpito che governa gli anni
e il suo grigio morso, il tavolino
da notte e i ritratti
di volti conosciuti che sono diventati di nebbia
e l'altare dove il padre
ogni notte usurpava le tue chimere da Edipo.
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PATIO
El patio se abría a la chatarra
y al mueble desposeído
de utilidad y vida. Trastos que ocupaban
las zonas escondidas y los miedos más allá de la parra.
El patio
vivía en las arañas y en las ratas,
maduraba en la higuera y los veranos y acogía
la bicicleta imposible y las vasijas muertas, era
el extraño preámbulo de la casa y sus noches
incompletas: el patio.
En agosto buscaba en él la noche
y las estrellas o buscaba
las rutas imposibles de Gagarin
tumbado en un somier cubierto
por una vieja colcha
que hacía a veces de mantel y otras
de lugar para el gozo: mis amigos
y Anamari inventaban los juegos
y el azar se encargaba
de darles perversión, quizá insolencia
en las noches más largas del verano
de una infancia que acabó algo más tarde.
Aquel patio, que jamás fue jardín,
fue almacén e intemperie,
trasunto de los bosques y los ríos,
llanura cabalgable o precipicio
o isla del tesoro.
En sus añosos árboles
—una higuera y dos olmos que venían
del tiempo de la guerra—
el futuro temblaba como mis once años.
CORTILE
Il cortile si apriva ai rifiuti
e al mobile privo
di utilità e di vita. Rifiuti che occupavano
le zone nascoste e le paure al di là della vite.
Il cortile
viveva nei ragni e nei topi,
maturava nel fico e nelle estati e accoglieva
la bicicletta improbabile e vasellame morto, era
lo strano preambolo della casa e delle sue notti
incomplete: il cortile.
Ad agosto in esso cercavo la notte
e le stelle o cercavo
le improbabili rotte di Gagarin
sdraiato su un letto rivestito
da una vecchia coperta
che a volte fungeva da tovaglia e altre
da luogo per il divertimento: i miei amici
e Anamari inventavano i giochi
e il caso si faceva carico
di offrire perversione, forse insolenza
nelle notti più lunghe dell'estate
di un'infanzia che finì poco più tardi.
Quel cortile, che non fu mai giardino,
fu deposito e intemperie,
riflesso dei boschi e dei fiumi,
pianura cavalcabile o precipizio
o isola del tesoro.
Nei suoi vecchi alberi
— un fico e due olmi che giungevano
dal tempo della guerra—
il futuro tremava come i miei undici anni.
(De Cuaderno de historia. Editorial Pre-Textos, Valencia 2021)